La Línea a 9 de octubre de 2017,
Hace unos días volvimos a acordarnos del nombre de Víctor Sánchez, policía local que falleció el pasado mes de junio en acto de servicio persiguiendo a unos contrabandistas de tabaco, a raíz de que Altadis le haya rendido un homenaje a nivel nacional.
La muerte de Víctor echó en masa a la calle a los linenses, cansados ya como estamos de la impunidad con la que las bandas se mueven por la ciudad y la falta de respuesta contundente por parte del Gobierno, que es quien sustenta las competencias en materia de seguridad.
La trágica muerte de este policía local, que era marido y padre y al que familiares, amigos y compañeros echan de menos a diario, atrajo la atención de los de arriba. Tuvo que morir una persona para que el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, visitase la ciudad para anunciar la llegada de destacamentos especiales. Bien. Gracias.
Pero esto no es suficiente. La Línea y el Campo de Gibraltar se encuentran en una zona caliente si hablamos de contrabando de tabaco y tráfico de hachís. La inmigración la abordamos ya otro día. Esta ciudad, sus localidades hermanas y sus efectivos de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado necesitan una apuesta clara y decidida.
Eso significa nuevas y mejores instalaciones. Pásense por la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de La Línea y sabrán de lo que hablo. Un edificio vetusto, con muebles ajados y sin capacidad para que los agentes puedan realizar de manera efectiva su trabajo, por no hablar de un calabozo que durante años se ha inundado cada vez que llovía.
También hace falta un parque móvil en condiciones y material necesario para desempeñar las funciones. Como periodista en la zona desde hace 17 años he visto como constantemente faltan vehículos, como si uno se estropea o tiene una colisión durante una persecución, el Ministerio del Interior tarda meses en arreglarlo, como La Línea recibe siempre coches y furgones con demasiados kilómetros y una trayectoria más que larga en las calles. Hasta recuerdo una época en la que el personal de la Científica carecía incluso de guantes de plástico y tenían que pedírselos a los sanitarios en el lugar de las actuaciones. Esto no puede ser.
Seguramente esta situación de precariedad se viva en otros municipios y otras comisarías y cuarteles de la Guardia Civil en España pero no todos los enclaves tienen el mismo problema de seguridad que afronta el Campo de Gibraltar en una situación cercana al desamparo en los últimos tiempos. Cierto es que actualmente la situación política de Cataluña ha tenido como resultado el desplazamiento masivo de agentes a esa comunidad autónoma pero la impunidad con la que campan las bandas criminales en la comarca no es nueva y las demandas de los sindicatos policiales son ya históricas. Si en los últimos años se ha vivido una escalada de inseguridad es porque el Gobierno levantó el pie del acelerador y eso es algo que no nos podemos permitir.
La Línea está especialmente cansada de que se la identifique con el contrabando y el tráfico de hachís, de que por una minoría se estigmatice a una mayoría honrada y trabajadora. Esto tiene que tener fin y para eso los ciudadanos y los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado en la zona necesitamos el apoyo firme del Gobierno no solo de palabra sino materializado en más efectivos, más medios y recursos y mejores infraestructuras para luchar contra el crimen durante todo el año y no solo los meses de verano.
Por Estrella Blanco