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¿Incongruencias?

 

¿Incongruencias?

14 junio 2012

Por Ana Villalta, 

Esto de la política y del marchamo de la administración pública, de seguir por estos derroteros, o bien vuelve loco al personal –que no va a saber nunca como es su líder político o la lógica de su partido- , o bien acaba dejando las urnas vacías de votos por la desidia y falta de interés que provocan en el grueso de la población.
Me explico. Las decisiones de los políticos a nivel local y a todos los niveles acaban por desesperar al personal.

Ayer se vivió en La Línea algo así. Resulta -como dicen los contadores de determinadas historias- que la situación económica en la ciudad, “es un caos”. Pues bien. De los veinticinco miembros de la corporación municipal, repiten solo seis entre todos los partidos y esto, al parecer, les da autoridad, justificación y méritos suficientes para poder cambiar la postura “de partido” en cuanto a sus votaciones en los puntos llevados a pleno.

Si antes yo decía que no a un crédito “porque no se puede aumentar la deuda municipal” aunque fuese para pagar la nómina, ahora digo que “sí” porque me dice el jefe que “va a disminuir la plantilla”. Plantilla que el de antes dice que redujo en coste “800.000€” pero que parece que eso no bastaba para que los trabajadores – que eran los mismos que ahora no han cobrado tres nóminas, una extra y parte de otra- cobraran con la aprobación de los prestamos que se llevaron a pleno con otro gobierno. Esa, parece, no era suficiente reducción para justificar un voto positivo al préstamo “porque aumentábamos la deuda”.

Pero el problema no está solo en la falta de coherencia política. ¿Qué pasa con las reivindicaciones de los sindicatos en el ayuntamiento linense? ¿Qué pasa con las nóminas pendientes de los trabajadores? Puede que en verano la gente gaste menos o que con el paso del tiempo nos hayamos acostumbrado a vivir mas apretados porque, recuerdo que el verano pasado, no había quien tomase un café tranquilo una sola mañana en la Plaza de la Iglesia o en la calle Real. Tampoco hubo forma de ir a arreglar un documento en el Palacio de Congresos entre los “acampados” , la “asamblea permanente” , ni había forma de llevar a un niño al colegio determinados días del mes de marzo cuando se volvió en batalla campal la limpieza de los colegios de La Línea, ¿recuerdan?

Fuimos portadas en diarios nacionales porque los colegios se cerraban, porque los policías iban en autobús, porque los trabajadores prendían fuego a neumáticos tras no cobrar la extra de verano ni el mes corriente en forma y fecha, por el “chuleo” a los concejales a la salida de un pleno municipal, etc. Y no porque la linense Cecilia Gómez estrenaba en Madrid su “Cayetana”, o Rafa Trujillo era Subcampeón del mundo de Vela, o porque Valeria Palma se convertía por cuarta vez consecutiva Campeona de España de Remo, entre otras muchas hazañas.

Ahora la deuda ha aumentado considerablemente. La culpa, de todos. Los que estaban dejan deuda, los que entran acumulan deuda…pero me viene a la cabeza aquella frase de R.B. Sheridan que en su obra “La escuela del escándalo” ya en 1819 decía aquello de: “Me voy, y tras de mí dejo mi fama” y esto es una pena. ¿Por qué? Bien fácil.

Nos hemos acostumbrado a que el político tiene un sueldo, a que el sindicalista tiene un sueldo, a que el trabajador de la administración tiene derechos, a que el político tiene que procurarle ese sueldo a sus trabajadores, a que el sindicato tiene derecho a reivindicarlos y a que el trabajador otorga primero al político su confianza y luego al sindicalista sus protestas para que las reivindique en esa bola que diariamente juega.

Cada uno se crea su fama: su historia, sus programas, sus proyectos, proclama sus ideas que luego… cambia a placer cuando interesa pero, nadie recuerda que el poder de la fama reside en el votante. En un votante cansado, con escrúpulos, sin servicios y hasta el moño de que la vara de medir se mueva en función del viento que sople sin darse cuenta que – en este caso- el linense de a pie, lleva más de un año con una rutina en el día a día de su ayuntamiento que agota, crea desinterés y fatiga.

Señores todos, piénsenlo. Pierde La Línea y el linense. Ya lo decía mi abuela “crea fama… y échate a dormir”.

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