¿Imaginan un puzzle donde todas sus piezas fuesen iguales? A la hora de componerlo sería imposible, ya que es la diferencia entre las piezas, lo que consigue el ensamblado perfecto y la visión de la imagen que buscamos.

En la aventura de globalización en la que desde el anochecer del siglo XX venimos embarcados, la llegada del nuevo milenio hizo que tanto la UNESCO, como Naciones Unidas, alzasen con urgencia la voz y pusiesen en valor la Diversidad Cultural de todos los pueblos de la Tierra.

Hoy 21 de Mayo, celebramos el Día Mundial de la Diversidad Cultural.

El respeto a los valores culturales de un pueblo, es indispensable para la concordia y la paz entre ellos.

En muchísimas ocasiones vemos como se aniquilan extractos de la historia cada vez que se esconde, camufla o directamente, se renuncia a la herencia cultural recibida.

La riqueza de ser diferentes, de contar con una pluralidad religiosa, artística, gastronómica, musical, intelectual, en las letras, tradiciones, danzas, costumbres, vocabulario y un largo etc. convierten a un pueblo en una joya única e irrepetible.

Los campogibraltareños tenemos la gran suerte de habitar una tierra, donde en muy poco espacio coexiste un buen número de diferentes culturas, las cuales conviven de la mano con total tolerancia y respeto.

Nuestra impronta andaluza se ve enriquecida por nuestros vecinos gibraltareños, la presencia de una gran comunidad marroquí, ciudadanos chinos que nos acompañan desde hace décadas, el pueblo gitano celoso protector de sus raíces, hombres y mujeres que cruzan el Estrecho en busca de prosperidad o los que cruzan el Atlántico desde tierras de Latino América, cristianos, musulmanes, hebreos, hindúes…

Todos diferentes, pero todos iguales bajo el cielo del Campo de Gibraltar.

Las diferencias culturales enriquecen, debemos de protegerlas y empoderarlas ya que son motor indispensable para el desarrollo de una sociedad.
No podemos permitir el descarte o arrinconamiento de una población o de un colectivo por pensar diferente a nosotros, por hablar otro idioma, por no vestir igual, por pertenecer a otra etnia…es necesario, es más, me atrevería decir que es obligatorio el diálogo y el compromiso entre culturas para que de este modo, prolifere un enriquecimiento mutuo y no la marginalidad o condena a desaparecer de la más débil.

La cultura, es el mayor patrimonio que puede ostentar un pueblo y nuestra comarca es un precioso joyero cargado de diálogo, convivencia y respeto.
No solo nuestros museos y nuestras piedras son responsables de custodiar y proteger nuestra historia. También cada uno de nosotros somos responsables de la transmisión cultural que nos hace diferente y genuinos.

José David Muñoz Oliva