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Márchense a tiempo

¿Son como niños o más bien son novatos jugando en un tablero que se les viene grande? Ahora, les ha tocado a Casado, García Egea, Almeida, Díaz Ayuso y hasta Ruiz Gallardón mover sus fichas en el “Politocolis” del momento. Baratas se van a vender – a buen seguro- calles, plazas, estaciones, cargos y elecciones. No falta uno en liza que, con sus movimientos, acusaciones, tejemanejes o sálvese quien pueda, no esté brindando regueros de blanco sobre negro en el cuéntame qué hace, qué ha hecho o qué pretende hacer quienes/quienas pueden generar cualquier sombra de espalda o de frente que nuble mi puesto.

Un espionaje cutre que deja en evidencia cómo la política nacional está gestándose en la misma línea que las conversaciones y tratamientos de los vecinos de la Rue 13 del Percebe. Ni siquiera con el apresto de aquel investigador setentero de Remington Steele que cuanto menos, nos hubiera planteado trajes de chaqueta con empaque, cortes de pelo con apresto, corbatas más protuberantes y algún que otro smoking con su digna, amplia y bien atada palomita.

Nada de eso. Nada para poder poner en los visores de las cámaras de los medios una imagen nueva. Políticos nuevos, con verdaderas propuestas de trabajo, lucha y servicio al ciudadano. Nada.

Nada de soluciones a unas elecciones en Castilla – León que no han permitido sacar pecho obteniendo la mayoría deseada -se quedaron cortos – si no todo lo contrario, poner de manifiesto que la falta de cordura y sentido común (y mayoría) va a ser aprovechada por los perdedores, para evidenciar que habrá pactos que estos (hay que tener morro) consideran contra natura. Pactos contra natura que ya van anunciando que llenarán las calles pancarta en mano, atemorizando con un “que vienen, que vienen…” sin dejar la más mínima muestra de que el coco ya ha llegado. Ejemplo claro las políticas del estás conmigo o estás contra mí, más allá del perseguir delitos en función de quien sea el presunto culpable -caso de abusos a menores-, aumentar las plantillas funcionariales a golpe de pito en el BOE, anular la formación artística en los bachilleratos de Arte sin que una sola pegatina aflorara en los Goya o apoyando una defensa de la OTAN que si de otro bando hubiera surgido habrían ardido los aledaños del congreso pero, eso quedará para otro momento.

Nadie del flanco político llamado “social” se rasga las vestiduras por los costes de los suministros eléctricos o gas. Nadie crea una plataforma por los costes de la gasolina o el gasoil. Nadie repide que el rescate de los bancos sea abonado por las entidades a pesar de que sigue habiendo desahucios, siguen acorralando al hipotecado y se han hecho con miles de viviendas que, a pesar de haber vendido o arrendado, continúan reclamando a su antiguo propietario.

Ya no hay castas. Ya no hay nóminas caras en los cargos políticos ni dietas abusivas. Ya no hay peticiones de servicios ciudadanos… lo que no hay es vergüenza. Titubeaba sobre la posibilidad de darle nombre de “vergüenza torera” porque puede pueden arder comentarios por vocabulario «indeseado» o «inapropiado» tanto por los que mandan como por algunos de los que quieren mandar incluso algunos que se pongan de lado sin tener reaños para opinar. Hay que ser políticamente correcto y evitar adjetivar  cualquier valentía como “torera” o alguna acción como “guerrera” pero ojalá hubiese políticos valientes que con un  natural, cogieran la constitución por montera y con una estocada hasta la bola renovaran la ley electoral, los apartados constitucionales que lo piden a grito, consiguieran una misma fórmula educativa y sanitaria para todo el territorio español o un  sistema judicial y los nombramientos amañados para equilibrar el CGPJ con numerarios políticos que nivelen la partida.

Vamos a dejarlo aquí. Duele ver los escarceos hablando de “fontaneros” de la central, investigadores privados en nómina de ayuntamientos o reuniones con el beneplácito de una sede de partido que al final parece que no se va a mudar de Génova -supongo que algo tendrá- y que debe ser quien dicte las directrices de un gobierno autónomo en función de lo que en las urnas que quedan por venir se quiere ganar.

Como decía Pablo Motos en su diatriba de “El Hormiguero”: que importante es saber “marcharse a tiempo”. Señores de derechas, Señores de izquierdas, Señores de centro. Señores de independencias, de extremos, de controlarnos y de someternos… más sentido común, más sentido del humor y más saber marcharse a tiempo. No pasa nada, márchense. Solo hay que buscar trabajo, hacer una oposición o emprender. Emprendan. Primero en camino de ida que quizás haya jóvenes sobradamente preparados y formados en el dialogo, las buenas formas y el conocimiento para hacer los suficientes y necesarios cambios que nos hagan perder de vista los nombres de siempre y los cargos eternos.

Emprendan. Verán desde el otro lado del mostrador que … debieron marcharse a tiempo.

1 Comment

  1. Francisco dice:

    Me gusta mucho ese planteamiento y la dicción es ejemplar

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