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Sí, me gusta la Navidad

Anunciando la llegada de la Navidad / F.Villalta

Anunciando la llegada de la Navidad / F.Villalta

Difícil comenzar unos párrafos que no cansen, que sean originales y que recojan la esencia de la Navidad.

Difícil recoger en unas frases aliento, energía y ganas de continuar leyendo, cuando cada vez es mas fácil mantener la vista sobre una pantalla móvil que nos colorea, pone voz y permite compartir con miles de amigos o seguidores un simple post, una imagen perfecta o un mensaje que se multiplica sin necesidad de concentrarse en unas páginas serias y firmes.

Difícil conseguir que sobre tu regazo el pequeño de la casa se recoloque esperando una lectura sin que te pregunte ¿Tienes juegos en tu móvil? ¿No tienes tableta? O simplemente, ¡que aburrimiento!  Pero me lo he propuesto y quiero seguir insistiendo porque a mí, aunque les resulte extraño, si me gusta la Navidad. Es más, no me importa publicarlo, escribirlo y remarcarlo.

En estos tiempos que corren las modernidades de pensamiento, palabra, obra y omisión, han llevado a un porcentaje elevado de los que me rodean, a decir en voz alta: “Odio estas fiestas. Cada vez falta mas gente, tanto gasto inútil. Esas comidas exageradas, ese tener que quedar por obligación…” Por supuesto, imposición ninguna.   Pero me cuesta entender que si crees, no esperes, desees y disfrutes lo que está por llegar.

Difícil recoger en unas frases aliento, energía y ganas de continuar leyendo, cuando cada vez es mas fácil mantener la vista sobre una pantalla móvil que nos colorea, pone voz y permite compartir con miles de amigos o seguidores un simple post, una imagen perfecta o un mensaje que se multiplica sin necesidad de concentrarse en unas páginas serias y firmes. Difícil conseguir que sobre tu regazo el pequeño de la casa se recoloque esperando una lectura sin que te pregunte ¿Tienes juegos en tu móvil? ¿No tienes tableta? O simplemente, ¡que aburrimiento!  Pero me lo he propuesto y quiero seguir insistiendo porque a mí, aunque les resulte extraño, si me gusta la Navidad. Es más, no me importa publicarlo, escribirlo y remarcarlo. En estos tiempos que corren las modernidades de pensamiento, palabra, obra y omisión, han llevado a un porcentaje elevado de los que me rodean, a decir en voz alta: “Odio estas fiestas. Cada vez falta mas gente, tanto gasto inútil. Esas comidas exageradas, ese tener que quedar por obligación…” Por supuesto, imposición ninguna. Pero me cuesta entender que si crees, no esperes, desees y disfrutes lo que está por llegar. La Navidad, es el inicio, el nacimiento. Si mimamos hasta el último detalle cuando sabemos que la familia, algún amigo o conocido aumenta su prole, ¿por qué nos cuesta tanto cumplir con tan solo cuatro semanas de adviento? A sensu contrario, lo hábiles que somos para adoptar tradiciones con nombres en spanglish que, por si no ha caído alguien, también parten de costumbres religiosas y es que tarde o temprano, todos tenemos necesidad de Dar las Gracias. Por eso, alzo la voz y aunque no convenza, recordarles que el Adviento, la Navidad, el Nacimiento, abren un año especial para el cristiano. Arrancamos un año litúrgico en el que la Cuaresma, Semana Santa, Romerías y entre ellas, santoral y patronas que abren las puertas de más de una feria, en las que –como en Navidad- hacemos excesos: gastamos, derrochamos, comemos, bebemos y descuidamos las formas, siempre en grado superlativo. Y si me apuran, en algunas de esas secuencias del año echo con mas fuerza de menos a quién no está porque, si pienso en historias de castañeras y donjuanes, en Viernes Santos o en San Juan me faltan quienes me enseñaron que como la Taragundía, “no durarás mas que un día…” y tengan seguro, no es momento para desaprovechar un instante con los tuyos o con quien tenga que encartar. No me quiero alargar, pero si algo o nada me conocían ya pueden subrayar que, me gusta la Navidad.Hay que contagiar alegría aunque a veces, como dice el Papa Francisco, “nos sintamos mas seguros en la tristeza porque somos más protagonistas”. Lo simple debe recibir honores, si la Navidad no os gusta porque la hemos complicado, revestirla de inocencia, vividla como niños: ingenua, nueva, divertida, musical y llena de historia, pasajes y memoria. Es la mejor de las celebraciones, la mejor de las fiestas. En este privilegiado enclave, no tenemos una blanca Navidad, pero tuve un sabio en casa hace años que me dejó una buena señal: “llena de verde, rojo, blanco, oro y brillo tu Navidad porque cuando yo falte, desde lejos, veré donde estás” y esto, me basta cada año para saber que debo disfrutar, transmitir y vivir cada diciembre porque me vigilan y quieren que siempre haya risas, familia, amigos, buenos modos, cariño, alegría, abrazos, vida… a fin de cuentas, Navidad.

La Navidad, es el inicio, el nacimiento. Si mimamos hasta el último detalle cuando sabemos que la familia, algún amigo o conocido aumenta su prole, ¿por qué nos cuesta tanto cumplir con tan solo cuatro semanas de adviento? A sensu contrario, lo hábiles que somos para adoptar tradiciones con nombres en spanglish que, por si no ha caído alguien, también parten de costumbres religiosas y es que tarde o temprano, todos tenemos necesidad de Dar las Gracias.

Por todo esto,  alzo la voz y aunque no convenza, recordarles que el Adviento, la Navidad, el Nacimiento, abren un año especial para el cristiano. Arrancamos un año litúrgico en el que la Cuaresma, Semana Santa, Romerías y entre ellas, santoral y patronas que abren las puertas de más de una feria, en las que –como en Navidad- hacemos excesos: gastamos, derrochamos, comemos, bebemos y descuidamos las formas, siempre en grado superlativo.

Y si me apuran, en algunas de esas secuencias del año echo con mas fuerza de menos a quién no está porque, si pienso en historias de castañeras y donjuanes, en Viernes Santos o en San Juan me faltan quienes me enseñaron que como la Taragundía, “no durarás mas que un día…” y tengan seguro, no es momento para desaprovechar un instante con los tuyos o con quien tenga que encartar.

No me quiero alargar, pero si algo o nada me conocían ya pueden subrayar que, me gusta la Navidad.  Hay que contagiar alegría aunque a veces, como dice el Papa Francisco, “nos sintamos mas seguros en la tristeza porque somos más protagonistas”. Lo simple debe recibir honores, si la Navidad no os gusta porque la hemos complicado, revestirla de inocencia, vividla como niños: ingenua, nueva, divertida, musical y llena de historia, pasajes y memoria. Es la mejor de las celebraciones, la mejor de las fiestas.

En este privilegiado enclave, no tenemos una blanca Navidad, pero tuve un sabio en casa hace años que me dejó una buena señal: “llena de verde, rojo, blanco, oro y brillo tu Navidad porque cuando yo falte, desde lejos, veré donde estás” . Con este pensamiento  me basta cada año para saber que debo disfrutar, transmitir y vivir cada diciembre porque me vigilan y quieren que siempre haya risas, familia, amigos, buenos modos, cariño, alegría, abrazos, vida. A fin de cuentas…, Navidad.

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